lunes, 14 de diciembre de 2009

El Ultimo Gol de la Transicion, ME-O



Definitivamente el único que no saca cuentas alegres, es quien hizo la hazaña más grande desde la vuelta a la democracia.

Sebastián Piñera, a pesar de sacar menos que en su ultima elección, con el mismo electorado; celebraba ayer su inesperada ventaja. La concertación presa del miedo por sus errores y desaciertos, celebraba una amplia ventaja sobre el descolgado de esta coalición y Jorge Arrate superó el 5% histórico del sector que representaba, a pesar de tener otro contendor del mundo de la “izquierda”.

Pero Marco… Marco es otra cosa. Las esperanzas de pasar a segunda vuelta y encarnar el “Nuevo Chile” se vieron frustradas por más de diez puntos de diferencia, por que la máquina electoral de la Concertación, el voto duro y el miedo a lo desconocido, fueron los que triunfaron en el “progresismo”.

Dándome el espacio para la política ficción, ¿qué hubiese pasado si Marco le hubiese ganado a Frei? Tendríamos a MEO tomando desayuno el lunes en la mañana en la moneda, tendríamos la cabeza de Escalona y La Torre en una bandeja concertacionista, para dar pie a una “Nueva mayoría”. Veríamos en una semana a los Orregos, los Gómez, las Toha, los Bowen, Rossi; representando a una concertación 2.0 que se sume a todos los descolgados que ha dejado el gobernar 20 años: el PRI, los Humanistas, el MAS, los Ecologistas y los Independientes; aglutinándose entorno a un líder joven y carismático, capaz de aunar fuerzas con “El Juntos podemos Más y la Izquierda”, como también a Independientes liberales de centro de derecha.

Veríamos una campaña llena de renovación y energía, veríamos al cabo de unos días como los nuevos congresistas electos de centro y de izquierda, se unirían tras Marco, para darle gobernabilidad. Incluso veríamos a algunos ministros y funcionarios de gobierno, aferrándose a su última oportunidad de quedarse en el poder, sumarse a la nueva maquinaria electoral de esta “nueva mayoría”.

Pero no es así, celebran los momios de derecha y los momios de izquierda, por sus relativas ventajas y por conservar el estatus quo de la política.

Pero ¿Qué pasara con MEO? Se queda sin fuerzas parlamentarias, siquiera su padre adoptivo, quien le podía asegurar un puesto senatorial, en pos de las nuevas generaciones, se queda sin sus fieles amigos en la cámara que encarnen sus ideas, sin concejales o alcaldes y por su negativa a sumarse a la campaña de Frei, sin siquiera la posibilidad de un ministerio.

Marco hizo la diferencia, porque intentó cambiar el sistema desde adentro, siendo diputado de la concertación. El papel de díscolo fue su llave a encarnar el espíritu de descontento, su espíritu de renovación. Fue también su coraje de lanzarse hasta el final, lo que lo llevo hasta las últimas consecuencias, porque tuvo más valor que Orrego y Gómez e incluso que Insulza o Lagos, que no se atrevieron a representar a la centro-izquierda del espectro político.

Cuando le pregunté a Marco de qué tendencia política era, qué corriente ideológica lo representaba, él me dijo que sentía una dualidad entre un social demócrata y un liberal, precisamente lo que su candidatura expresaba, gente del mundo de la centro-izquierda y de centro-derecha, liberales y progresistas juntos en un mismo proyecto político. Libertarios todos, se refirió anoche a los que nos la jugamos por Marco, por su proyecto, por los temas que impuso en la agenda nacional, en fin, lo que une a liberales y progresistas: el amor profundo por las libertades individuales y los derechos sociales, con un aire reformista y toque juvenil. Marco encarnó un sentimiento de cambio, con una mirada positiva… Hacer los sueños posibles.

Pero su proyecto alzado con tenacidad y urgencia desde adentro de la coalición gobernante, pierde fuerza ahora sin poder alguno, porque como figura política y mediática se irá desvaneciendo con el pasar de los meses, ya que mantener una campaña presidencial independiente por cuatro años se ve inviable.

Algunos dirán que esta propuesta va en contra de todo lo que Marco planteó, pero ¿qué pasaría si Marco se suma a la campaña de Piñera?

Para comenzar, ese pequeño porcentaje que a Piñera le falta para ganar en segunda vuelta, quedaría asegurado; aunque quizás no es de tanta relevancia, dado que un tercio de los votos de Marco a Piñera están ya previstos por la encuesta CEP. A su vez, el nuevo Gobierno le debería a Marco mucho y eso se pagaría con incluir las líneas programáticas, algunas de las que ME-O propuso al gobierno de Piñera. Quizás se traduciría a algunos ministerios o a una alianza política mayor para el futuro.

El Gobierno de Piñera, que ya ha llamado a un gobierno Nacional, quedaría abierto para muchos más sectores de los que terminarán aceptando. La Coalición por el Cambio sería tan amplia como la Concertación para el año del Plebiscito, dándole una riqueza política muy alta al proyecto de Piñera. Marco podría seguir encarnando su proyecto político nuevamente desde adentro, esto no solo por la ambición personal de no quedarse fuera del poder, sino con la misma valentía y transversalidad con la que ME-O quiso arriesgarse por una visión de país, también encarnada desde el gobierno y mucho mas importante para el fin de la transición, desde un gobierno destinado a ser de “derecha”.

A Piñera le convendría por que rompería la imaginaria línea que marca el límite entre “ellos” y “nosotros”, haciendo el puente a miles de jóvenes, personas con diferentes sensibilidades políticas, trayendo a los Orregos y a los Bowen o atraer a gente de Expansiva, Océanos Azules o Independientes en Red, a un posible nuevo gobierno nacional.

-También de convendría al presidente, por que sus principales socios, los mismos que lo detestaron por años y lo han coartado durante toda esta campaña, se verían no siendo la mitad del gobierno, sino solo un tercio, dándole más libertad a Piñera de encarnar lo que él siempre fue, el ala Liberal, la patrulla juvenil de la derecha.

- Porque la derecha tendrá un presidente democrático después de más de 50 años (el único en un siglo), entonces no hay una forma en la que la derecha deba gobernar Chile del siglo XXI, acá debe reinventarse todo, porque en el gobierno de Piñera no habrá gente que estuvo en el gobierno de Jorge Alessandri, a diferencia de Allende o Frei Montalva con la Concertación. Así que cualquier nueva forma es válida.

Pero el tiempo para esto se acaba, el capital de Marco es contundente, pero escaso en tiempo. Es la única oportunidad de que su proyecto no muera, de poder seguir haciendo cambios desde adentro, de dar una muestra de transversalidad, coraje y humildad; de contrarrestar las divisiones del pasado y los odios mezquinos del bipolar mundo del SÍ y el NO.

Obviamente no todos lo seguirán en esta cruzada, pero los puentes ya están hechos, desde Paul Fontaine hacia delante. Todos los MEO-Piñeristas, los cercanos a Marambio, aceptarían de a poco y serían recibidos con los brazos abiertos al otro lado por Fernando Flores, ya que comparten historias similares.

Recordemos que Esteban Valenzuela, quien fue socio fundador de Chile Primero y ahora apoya a Piñera, también tiene puentes hechos. Escobar seguiría a Marco a todas. Los Ecologistas siempre estuvieron dispuestos a sumarse a la candidatura de Piñera hasta que apareció Marco, no es de extrañar que se sumen de todas maneras; el PRI siempre coqueteó con la Coalición por el cambio.

Está claro que algunos quedarán afuera, como el MAS de Navarro, pero fueron los últimos en sumarse y tienen proyectos a futuros en diferentes aguas políticas.

Y si el Proyecto es noble y las metas altas, quizás hasta se sumen los Humanistas u otros más desconfiados del mundo de MEO.

Marco ha dicho que no es dueño del voto del 20% de los chilenos, pero sí es dueño de su voto y donde vaya él, voluntariamente lo seguirán muchos más.

Porque si esto sucede, Marco pasa a la historia como el que le metió el último gol a la transición, como el verdadero puente hacia final de la transición.

Esto sería un escenario ideal, para los liberales, ya que en lo personal, después de bailar con ME-O, ya no me casaré feliz con Piñera. Éste ya no me calienta tanto, pero quizás sí haya oportunidad de prender la pasión Política, la vigorosidad Idealista, la épica de un cambio en un inesperado trío entre Piñera, MEO y la ciudadanía.